Ahora que ya conoces algunos beneficios de practicar ejercicios de respiración, veamos cómo puedes empezar a practicarlos. Antes de empezar, recuerda que de poco sirve la respiración sin pensar en la música, así que dales a estos ejercicios todo el swing que puedas.
Quizás no dispongas de todo el material, así que empezaré con ejercicios que no necesitan ningún aparato de respiración. Son perfectos para empezar, ya que no requieren de ningún desembolso. También son prácticos si quieres estudiar con otras personas o preparar alumnos en grupo.
Elevar el esternón
Este ejercicio te ayudará a ejercitar respiraciones completas, que te serán muy útiles para mejorar el sonido. Recuerda que disponemos de la presión positiva de relajación (PPR) al respirar profundamente. Ésta te ayudará a disponer de aire cuya tendencia es salir de los pulmones, permitiéndote tocar sin esfuerzo. Es recomendable repetirlo al menos 5 veces, y consiste en dos fases:
- Inspiración: Contar del 1 al 5 mientras subes los brazos. Al hacer esto, vamos subiendo poco a poco el esternón durante la inspiración.
- Espiración: Con los brazos arriba, dejamos ir el aire libremente, contando también hasta 5. Al soltar el aire, experimentarás la llamada presión positiva de relajación, es decir, los pulmones expulsan el aire de la forma más natural posible.

Espira contando hasta cinco con los brazos en alto.
Los tercios
Como no tenemos casi receptores sensitivos en la zona del aparato respiratorio, tenemos que buscar una forma de medir de cuánto aire disponemos. Una buena solución es sentir el aire que entra y sale en nuestra boca, ya que los labios son una zona muy sensible.
Para este ejercicio, divide la capacidad pulmonar en 0/3, 1/3, 2/3 y 3/3. Por supuesto, esto es aproximado y te puedes ayudar de una bolsa de respiración para medir el volumen de aire que estás gestionando. Otra forma visual de gestionar el volumen de los pulmones es usar el brazo de forma completamente extendido en 0/3 y tapando la boca con la mano en 3/3.

El ejercicio consiste simplemente en moverte de una cantidad de aire a otra. Por lo general, empieza siguiendo un orden y después ya puedes ir alternando. Por ejemplo: 0 – 1 – 2 – 3 – 2 – 1 – 0 – 2 – 3 – 1 – 0 – 1 – 2 – 3 – 0 – 3 – 2 – 3 – 1 – 0 – 1 – 3 – 0.
Con un poco de práctica, te irás haciendo más consciente de cuánto aire te queda. Como apunte final, puedes ir aumentando la velocidad a medida que avanza el ejercicio.
Inspiración rápida
Cuando tocamos, necesitamos ser capaces de inspirar aire de forma rápida. Para mucha gente, esta habilidad se dará de forma natural, mientras que a otros nos cuesta un poquito más. Por eso es interesante practicar este ejercicio.
Se empieza siempre con los pulmones llenos, y se pueden hacer muchas variantes. Sin embargo, nos centraremos en las 4 más importantes, y estoy seguro que lo verás enseguida.
- En un compás de 4/4, espiramos los tres primeros pulsos e inspiramos en el cuarto. Como hay que empezar con los pulmones llenos, incluimos una anacrusa de un pulso para inspirar. Con unas 3-5 repeticiones será suficiente.

- En el mismo compás, espiramos las 7 primeras corcheas e inspiramos en la última. Añadimos también la anacrusa para llenar los pulmones y repetimos también varias veces.

- Repetimos, esta vez con tresillos.

- ¿Por qué no probamos con semicorcheas?

Con este ejercicio entrenamos cómo llenar la capacidad pulmonar en poco tiempo y racionar el aire durante el resto de compás. Si estás haciendo bien el ejercicio y no ves que mejore en el instrumento, te recomiendo trabajar el enlace entre ambos: ejercicio e interpretación. Sólo tienes que repetir el mismo ejercicio, pero tocando el instrumento cada vez que toque espirar. Respecto a las notas, sugiero empezar por un registro cómodo y tocar cada compás la misma nota. Con cada repetición, asciende o desciende por grados conjuntos, es decir, siguiendo una escala.
¡Por cierto! Hay un beneficio colateral de practicar este ejercicio tocando. Al enfatizar el sentido rítmico y enlazarlo con la respiración, algunos problemas de retención revierten. Es decir, la respuesta rítmica y directa nos ayuda a dejar de sobre-pensar (parálisis por análisis) y la sincronización de nuestro cuerpo mejora.
Patrones de viento
El patrón de viento, en inglés wind pattern, te ayuda a experimentar respiraciones sanas mientras escuchas la música en tu cabeza. El objetivo es que intentes copiar esa sensación de facilidad cuando toques.
Aparte de nuestro sentido común, sabemos de muchas entrevistas, y también de Song and Wind, el libro de Brian Fredericksen con las enseñanzas de Arnold Jacobs, que el viento es simplemente aire en movimiento. Es decir, que el objetivo de los ejercicios de respiración es acostumbrarse a que el aire esté constantemente en movimiento, para que convierta la música que tenemos en la cabeza en sonido.
Uno de los ejercicios más simples y prácticos para mejorar el sonido es simplemente soplar un pasaje de música que se esté estudiando.
Soplar un folio
Mi variación del patrón de viento favorita es la que consiste en soplar con sigilo sobre un folio situado a unos 20 cm de la cara. Es crucial que, en tu cabeza, escuches la música que estés estudiando mientras soplas.
Indica la intensidad y dirección del aire, ayudándonos a saber si todo va correctamente. Para poder movernos por todo el registro, necesitamos que la presión del aire varíe ligeramente. Sin embargo, los cambios son tan sutiles que siempre tendrías que poder mover el folio. Además, la dirección tiene que ser siempre la misma.

Para cerrar…
Ya ves que no necesitas mucho material para empezar a practicar ejercicios de respiración. Yo suelo utilizar los 3 primeros como calentamiento cada vez que voy a estudiar, y los patrones de viento (con sus múltiples variaciones) para trabajar pasajes concretos.
Aunque creo que sería un error pensar que este tipo de ejercicios son necesarios para todo el mundo, sí que son beneficiosos para la mayoría de la gente. Te animo a que los practiques y, si los encuentras útiles, los compartas con quien quieras que les pueda sacar partido.
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