¿Alguna vez has estado tocando y has olvidado todo lo que había alrededor? Suelen ser momentos en los que el rendimiento se dispara, y surgen las mejores interpretaciones. Experimentar este estado de flow es muy motivador, pero suele ser difícil de repetir cuando queremos. Hoy hablamos de una estrategia que puede ayudarnos a concentrarnos mejor, especialmente en situaciones de estrés. Se trata de la técnica del ojo quieto.

La técnica del ojo quieto

Estudiar la excelencia física, tanto en músicos como en deportistas, no es tarea fácil. La gente que se dedica al alto rendimiento suele tener perfiles muy dispares, lo que dificulta la búsqueda de patrones sobre los que diseñar modelos de aprendizaje. Sin embargo, el mundo del deporte nos da otra pista para mejorar nuestros resultados: el punto de atención visual.

Gran parte de los deportistas de élite tienen un comportamiento visual muy parecido: se concentran en un punto en concreto, y desconectan justo antes del momento de riesgo. Ese momento de riesgo puede ser lanzar un lanzamiento en baloncesto (estudio, artículo), la recepción de un servicio en voleibol (estudio), un disparo en tiro al plato (estudio), un penalti (estudio) o falta en futbol (estudio).

Para estudiar esos patrones, se utiliza un rastreador ocular, que registra 5 características:

  1. Ubicación la atención visual: posición del ojo durante la acción.
  2. Comienzo: tiempo de inicio de la acción.
  3. Último movimiento importante: en el que el participante puede influir en la acción.
  4. Compensación: momento en el que se aparta la visión.
  5. Duración: tiempo total transcurrido hasta el final de la acción completa.

Los estudios anteriores desvelan que las deportistas de élite no sólo mantenían su mirada fija en el objetivo durante más tiempo, sino que también apartaban la mirada un poco antes que sus compañeras semiprofesionales.

Esto sugiere 2 comportamientos interesantes. Por una parte, la atención del grupo de más nivel se mantiene enfocado en la meta durante más tiempo. Por otra, este mismo grupo es capaz de confiar en sus habilidades durante el momento más importante. Es decir, la técnica del ojo quieto aumentaría la atención y generaría o expresaría una mayor confianza en el desarrollo de la acción.

Duración de las fases del movimiento (preparación, pre-lanzamiento, lanzamiento, vuelo) en el tiro libre y comienzo de la fijación, compensación del movimiento de cabeza o parpadeo en lanzadoras expertas (E) y semiprofesionales (NE) durante tiros libres con y sin éxito. (Fuente: https://doi.org/10.1177/036354659602406S25).

No sólo funciona en deportistas

Más allá del deporte de élite, la técnica del ojo quieto ha mostrado resultados prometedores en otros campos. Un ejemplo es el desarrollo de la psicomotricidad en niños con dificultades en el desarrollo de la coordinación (estudio, estudio, estudio).

Otro ejemplo son los cirujanos estudiantes, que mejoraron sus nudos quirúrgicos (estudio, estudio). Aquellos que habían sido instruidos con la técnica del ojo quieto hicieron mejores nudos –y en menos tiempo– que sus compañeros instruidos de forma técnica. Además, estas mejoras se mantuvieron tanto en situaciones de baja como de alta ansiedad.

Resultado del desempeño de los nudos quirúrgicos en grupos entrenados en la técnica del ojo quieto (QET) y entrenamiento técnico (TT). Fuente: http://dx.doi.org/10.1016/j.surg.2014.05.004.

En otro estudio, también mantuvieron sus habilidades durante más tiempo (retención) y se adaptaron mejor a otro tipo de nudos (transferencia).

Resultado del desempeño en los nudos quirúrgicos de los grupos de entrenamiento de ojo quieto y técnico. Fuente (http://dx.doi.org/10.1016/j.amjsurg.2013.12.042)

¿Por qué funciona la técnica del ojo quieto?

De acuerdo con la teoría del control de la atención (ACT), la ansiedad alta desviaría recursos de procesamiento de los estímulos relevantes para la tarea hacia estímulos amenazantes –o irrelevantes–. Estos estímulos pueden estar en el ambiente (externos) o en nuestra mente, en forma de pensamientos de preocupación (internos) (estudio, estudio).

En el ambiente hostil en el que evolucionamos, centrar nuestra atención en un ruido que escuchamos en la maleza (estímulo externo), aumentaba nuestras probabilidades de supervivencia. Lo mismo sucedía si estabas recolectando frutas en una zona donde habías visto depredadores, y tu atención se encargaba de recordártelo (estímulo interno). Por tanto, aunque actualmente nos perjudique, centrar nuestra atención en posibles amenazas ha sido un comportamiento evolutivamente muy adaptativo.

En el cerebro, hay dos redes de atención visual: la red de atención ventral (VAN) y la red de atención dorsal (DAN). La primera se encarga de procesar esos estímulos potencialmente peligrosos, mientras que la segunda se encarga de las funciones ejecutivas, es decir, mandar órdenes. En condiciones normales, la red que nos protege del peligro (VAN) se superpone a la que dirige nuestras acciones (DAN). Sin embargo, se cree que, al plantear un objetivo visual, se priorice el sistema de atención ventral sobre el dorsal. Por tanto, la técnica del ojo quieto nos ayudaría a ignorar los estímulos que interfieren en nuestra interpretación bajo presión, ya sean internos o externos. (estudio, estudio).

Cómo aplicarlo en nuestro estudio

Como hemos visto a lo largo del artículo, la técnica del ojo quieto nos ayuda a mejorar la concentración –y los resultados– en el desempeño de habilidades motoras complejas. Los programas de entrenamiento de estos estudios siguieron una serie de pasos. Se detectó el comportamiento ocular de los expertos y comparó con el de los semiprofesionales, y también se informó a los semiprofesionales de estos datos para que los pudieran aplicar. Además, se usaron estrategias de estudio aleatorio, para adaptar el entrenamiento a la variabilidad del juego. Finalmente, se evaluaron los resultados, para compararlos con la detección del comportamiento ocular inicial.

Cuando llevamos esto al aula de estudio musical, nos encontramos con un primer problema: no tenemos información del comportamiento ocular de músicos profesionales. Para conseguirla, necesitaríamos un rastreador ocular y muchos profesionales dispuestos a tocar para nosotros.

Por suerte, el comportamiento visual de la mayoría de profesionales testeados se parece bastante, a pesar de tratarse de campos tan distintos como lanzamiento de tiros libres en baloncesto o hacer nudos quirúrgicos. Esos datos indican que, para que la técnica del ojo quieto sea efectiva, la atención ocular debe situarse, durante al menos 100 ms, en un punto situado a 3º dentro del ángulo de visión. Este punto puede ser una ubicación específica o un objeto.

Área dentro del 3º dentro del campo de visión. Podemos buscar un punto o colocar la partitura en este espacio. En caso de utilizar la técnica del ojo quieto en el atril, sustituiríamos un punto fijo por uno móvil, que avanza con la música.

Por tanto, centraremos nuestra atención en un punto en la pared hacia el que dirigiremos la música que tocamos. Asegúrate de mirar allí durante una décima de segundo como mínimo, evitando divagaciones visuales.

Ya sabes que esta técnica marca una diferencia especialmente entre semiprofesionales y profesionales, por lo que es recomendable trabajarla con repertorio conocido. Si todavía no puedes tocarlo de memoria, puedes situar un punto móvil sobre la partitura.

Para asegurarte de que tu desempeño ha mejorado, puedes grabarte en vídeo y comprobarlo después. Recuerda que la cámara tiene que captar hacia dónde estás mirando. Además, la grabación en vídeo aumentará tu nivel de ansiedad, con lo que la diferencia se verá más clara.

Cosas a tener en cuenta

Antes de empezar a practicar la técnica del ojo quieto, me gustaría que consideraras algunas cosas.

Por una parte, es que esta técnica no se ha demostrado en músicos, y puede que su aplicación en la música no tenga el mismo efecto que en deportistas. Además, se estudiaron grupos de semiprofesionales y profesionales de élite; con lo que no tiene muchas ventajas si todavía eres principiante.

Otro aspecto importante es que tiene mayor efecto en situaciones de estrés. Puede que te estreses en situaciones cotidianas, como una clase o incluso si estudias en un sitio indiscreto. En ese caso, puede que esta técnica te ayude especialmente. De lo contrario, notarás menos mejoría al mirar a un punto fijo… ¡o puede que incluso ya lo estés haciendo sin darte cuenta!

Por otra parte, a pesar de que no esté demostrada, este comportamiento ocular se puede ver en muchos músicos de gran nivel. Por ejemplo, en estos:


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