Me lo contaron y lo olvidé, lo vi y lo entendí, lo hice y lo aprendí.

Confucio

Hola, soy Carles y esta es mi historia.

No recuerdo mi vida antes de la música. Siempre he ido a extraescolares musicales, ni siquiera recuerdo muy bien cómo empezó ni por qué. Primero fue sólo a escuchar música, cantar y dar palmas; después tocaba un teclado minúsculo y finalmente descubrí la trompeta. Durante todo ese tiempo parecía que se me daba bien, así que los años iban pasando y yo me fui decidiendo poco a poco a dedicarme profesionalmente a esto de la música.

A partir de este punto, quizás mejoró más mi criterio que mis habilidades o quizás los más rezagados fueron abandonando y cada vez mis compañeros tenían más nivel, pero cada año que pasaba me sentía más mediocre tocando. Sentía que tocaba, me grababa y no sonaba como a mí me gustaría. No escuchaba el sonido que quería, el discurso sonoro no estaba claro, la articulación no era como yo la quería… Y encima los nervios me ponían a bailar cada vez que tenía una situación comprometida.

Durante mi paso por el conservatorio superior, veía que mis profesores me escuchaban y me comprendían, pero no siempre tenían las respuestas a mis problemas. Su principal consejo era: necesitas estudiar más y tienes que fijarte más, estudiar mejor. Pero yo no sabía en qué fijarme, sólo que para mí todo estaba mal. Guardo un recuerdo agridulce de aquella época: muchos consejos e intentos por un lado y una gran desorientación por otro.

Fue en este momento cuando decidí que tenía que organizar mi estudio. Así que entonces empecé a conocer más profesores, a asistir a Masterclasses y a leer sobre viento metal y música. Para mi sorpresa, mi problema no sólo era bastante común, sino que muchos músicos a quien admiraba lo habían tenido también. Con el tiempo empecé a entender lo que tenía que hacer y eso me dio mucha satisfacción. Aunque sabía que me quedaba mucho por estudiar y repetir, empezaba a ver patrones que se repetían tanto en grandes intérpretes como en los grandes pedagogos. Además, toda esa información estaba muy relacionada con lo que tanta gente me había intentado explicar anteriormente. Ahora todo empezaba a tener sentido. Constantemente veía pistas de que iba por el buen camino y esto me motivaba mucho a seguir investigando y probando.

Fruto de esta búsqueda, encontré a los dos profesores que más han influido en mí: Kristian Steenstrup y Klaus Schuhwerk. Con el primero aprendí que tocar un instrumento de viento metal al más alto nivel está al alcance de cualquiera con la voluntad suficiente. Y no sólo me refiero a la técnica, sino que todo el trabajo mental necesario para gestionar la presión de los intérpretes puede ser entrenada. Kristian me enseñó también que podemos mirar a la ciencia para romper muchos mitos y limitaciones que muchas veces nos imponemos. Con Klaus, la dinámica de trabajo es diferente. Si lo tuviera que describir en pocas palabras diría que es un artesano humanista. A pesar de la simplicidad de sus explicaciones, siempre encuentra la manera de transmitir su expresión superlativa, y nunca se cansa de repetir pacientemente cada observación hasta ver al alumno desarrollar un fraseo propio. Entiende la música como una forma de expresión humana y, por tanto, focaliza su atención en ayudar al alumno a desarrollar su propio estilo.

Finalmente me gustaría añadir que me considero un estudiante en constante desarrollo. Este blog es una forma de mantenerme motivado para seguir aprendiendo sobre cómo mejorar mi relación con el instrumento y mantener viva así la chispa que encendió la música en mí.

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