Hoy te voy a contar la historia de Sergio. Es un alumno muy aplicado, que estudia grado medio y tiene muy claro que quiere ser músico cuando sea mayor. De hecho, a pesar de no tener familiares músicos, tiene una tía melómana que le ha enseñado a amar la música. Además, ha oído a su profesor decir que, si quiere ser el mejor, tiene que esforzarse mucho y conseguir tocar obras muy difíciles con mucha calidad. Por supuesto, nunca ha escuchado hablar de la zona de flow.
Así que Sergio, lo primero que hace es empezar a estudiar una pieza muy superior a su nivel actual, que apenas puede cantar, para destacarse como alumno. Ni siquiera le ha dicho nada todavía a su profesor: estudiará hasta que le salga, y después le sorprenderá. A los 20 minutos de estudio ya se da cuenta de que su articulación no funciona, su sonido cada vez es peor y encima las notas agudas empiezan a dejar de sonar. Confundido, se pregunta qué está pasando, y se va a descansar un poco, a pensar en lo que puede haber pasado.
Después del descanso, Sergio ha entendido lo que pasaba: era demasiado difícil, estaba tocando a tempo y en la octava real, ¡por eso no salía a la primera! Así que empieza a tocar sólo los primeros 5 compases a la mitad de velocidad. “Lo tocaré así hasta que me salga perfecto”, piensa. A los 15 minutos se empieza a aburrir de esos 5 compases, y encima todavía no están lo suficientemente perfectos como para seguir con los 5 siguientes. ¿Y ahora qué? Cansado, aburrido y con la moral baja, se retira a aprovechar la tarde como puede.
Ya habrás imaginado que Sergio no existe. Sin embargo, seguro que alguna vez te ha pasado lo mismo: tus expectativas de estudio no se han ajustado a la realidad. De hecho, la mejor forma de aprender habilidades motoras es gestionarlas como si fueran un juego, y no como una obligación. Esto, que a veces puede ser un poco difícil, es muy fácil de conseguir desde la zona de flow.
La zona de flow
En los 70s, Mihály Csikszentmiháyi fue el primer psicólogo en dar nombre a un estado de hiperconcentración que se relaciona con la creatividad, productividad y consecución de objetivos. Aunque el concepto sea relativamente nuevo en las sociedades occidentales, el estado de flow ha sido practicado por culturas milenarias en Oriente.
Se desarrolló principalmente en los 80s y 90s por psicólogos como Mihály Csikszentmiháyi, Abraham Maslow o Carl Rogers. El objetivo de estas investigaciones era documentar las formas de usar la consciencia para mejorar el rendimiento. Y eso nos beneficia a intérpretes (y artistas en general).
Las tres zonas según Csikszentmiháyi
Antes de seguir hablando del flow, te comento un pequeño apunte. Por motivos prácticos, prefiero llamarlo flow para hacer la distinción entre el flujo del aire y el estado de flujo (flow) de la consciencia. Dicho esto, la clave del estado de flow es la relación entre las habilidades adquiridas y la intensidad del desafío al que nos enfrentamos, pudiendo distinguir entre 3 áreas de aprendizaje:
1. Zona de preocupación: la dificultad del desafío es muy superior a la habilidad del artista, creando tensiones que derivan en una ejecución pobre. Trabajar en esta zona te llevará a repetir innecesariamente estos errores, propiciando el desarrollo de vicios a medio y largo plazo. Además, si el desafío supera enormemente tus capacidades actuales, la experiencia puede derivar en ansiedad.
2. Zona de flow: la dificultad del pasaje o la pieza es ligeramente superior a la habilidad del intérprete, convirtiéndolo en un aliciente para la motivación. Enfatizando el estudio (y la interpretación) desde este estado, contribuirás a tu mejora como intérprete, repitiendo sonidos eficientes, y contribuyendo en la automatización de éstos. Si ya te ha pasado alguna vez, sabrás que, si hay un secreto para estudiar bien, es éste.
3. Zona de aburrimiento: esta vez tus capacidades superan con creces la dificultad del repertorio a trabajar, por tanto, no supone ningún desafío para ti. Mucho ojo con este nivel, porque es muy normal que te pase como a Sergio y te aburras de estudiar. Esto sucede porque, debido al aburrimiento, prestar demasiada atención en cosas muy poco estimulantes puede llevar también a la ansiedad.

Entrar en la zona de flow sin morir en el intento
Como ves, llevar tus metas a la zona de flow es una estrategia ideal para salir del estancamiento en el que nos vemos a veces. Sin embargo, se pueden tocar pasajes más simples, donde la dificultad esté en el nivel de exigencia. Por ejemplo, te puedes centrar en el sonido de una escala, o de un ejercicio de notas largas. Eso te permitirá identificar esa sesión de estudio como exigente o estimulante.
Aunque es de sentido común, te recuerdo que la perfección no existe y que exagerar estos retos de calidad exageradamente puede llevarte paradójicamente a la zona de preocupación. Si quieres aprovechar al máximo este estado de alto rendimiento, existen estrategias que te ayudarán a entrar más fácilmente en la zona de flow. Algunas de éstas son el estudio lento, estudio profundo o deliberado, estudio aleatorio o estudio variado. Los iremos comentando en el blog, y si tienes especial interés en alguna o crees que puedo ayudarte en algún tema concreto, no dudes en escribirme a través del formulario de contacto o de los comentarios, y estaré encantado de ayudarte. También nos podemos conocer para trabajar esas dificultades cara a cara. Mientras llegan los siguientes artículos, ¡aprovecha el estado de flow para conseguir tu siguiente meta!
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